domingo, 16 de septiembre de 2012

Fearless.


Oscuros eran todos los caminos, ninguno ofrecía salida, si quiera guía. 
Difícil elección, equivocados todos, cualquiera que tomase estaría equivocado. Pero tuvo que hacerlo y equivocarse pues. Eligió y erró, demasiado, y sin apenas acritud se levantó de cada uno de los golpes recibidos, de las batallas perdidas a media noche. Perdió toda confianza en sí y en el mundo, acabó con la fama de héroe abatido, pues lo era. Era un héroe al que las historias infantiles de príncipes y princesas habían abatido. Justo al contrario de lo que ocurría en sus libros de mesita de noche, donde las historias eran resueltas en felicidad y cada cual amaba al descubierto, historias que le hacían dormir de aburrimiento y al dormir, soñar. Era justo eso lo que hacía, soñaba con ser parte de esas historias, el protagonista de alguna de ellas. Era él, tenebroso y temido, tenebroso en cada tormenta de invierno, temido por la buena suerte, truncado en el amor, abatido en la vida y generalmente muerto.


domingo, 20 de mayo de 2012

Implacable ascenso.

A la cima, el aire apenas llega, transparentes las pieles, escasos suspiros. La cima no obstante, es recordada para y por tantos, vanagloriada como si de las mejor invención humana tratase, victoriosos nuestros cuerpos en ella. En la cima, en la cumbre de la gran ladera, del esfuerzo, los llantos, la carrera y en general, la batalla. Pues no obstante, en ningún caso del camino hay pruebas, nunca nadie ha fotografiado la batalla, sino la victoria, la alegría, pletórico el hombre en la cima del Everest. ¿Qué me dices del llanto? ¿Quién ha contado las horas de ascenso? ¿Quién tiene pruebas de que la cima no es sino, el resultado de la lucha? Lucha que para mí hoy está ganada.
Cuando ha resultado sencillo, cuando ha sido útil e incluso ha merecido la pena tanto dolor, ¿qué batalla no yace ganada en la cumbre del mundo?

lunes, 14 de mayo de 2012

Quince del cinco de dos mil diez.

Terapias mal llevadas, conducidas a media noche, oscuras como profundas, radioactivas.
Cerrar ventanas, recordar nuestras frases entrecortadas. Ahogarnos cada enero, en cada tarde, en tus te quiero. Perdernos con el sol, encontrarnos de madrugada. En las noches frías, en las más calientes. He aprendido a escribirte en todos mis versos, hemos jugado a los nazis, hemos sido autoritarios tú conmigo y luego yo, y así... Nos hemos encontrado en campos de concentración, respirado gases tóxicos, dominados. Hemos acariciado con recelo las afiladas puntas de cuchillos, los poros de mi piel.
720 días divididos entre segundos, en te quiero.
Y es que entre uno y otro, entre dos por tres más tres por dos, hemos alcanzado, logrado y llegado a hoy, un 15 anormal, envuelto en felicidades, al uso, nuestras.















Es posible que esconda entre versos y estribillos aquello que dice lo que realmente soy, fui o seremos. Pero sin dudad, estas son las letras que me han contado nuestra historia. Y hoy sí, he caído en la cuenta de la suerte que tuvimos cuando tú y yo, bueno, ya sabes... Te quiero.

Sé mi euforia.

domingo, 22 de abril de 2012

Desvarío I.

Hoy ha sido un día como otro cualquiera, un día con gafas. Estoy donde siempre, tal y como de costumbre, aquí, yo, conmigo. Sin necesidad de hablar, sin ganas de hacerlo. Pues no más que quien he de ser, soy, que de ser, ya es algo. Y que de no ser, no soy nada, ni nadie.



domingo, 1 de abril de 2012

Parte I de II es sólo un título.

Soy dado, muy propenso a pesar en negativo, demasiado. Son comunes, muy normales mis desmotivaciones, acostumbrado. Prometo acabar con los días que se hagan especiales, prometo destruirlos sádica y bruscamente con mi más ágil movimiento de evasión. Escaparme he prometido de la magia creciente de las cosas simples, de las que hacen felices por definición. No más que quien he fingido ser, soy. Pues por ser tal que se es, soy quien soy. No mas que la marioneta guiada a propósito por miedos, euforias y escombros.
He alimentado mis aptitudes con mis más desacostumbradas actitudes, llenas de ego, fueras de época, atascadas. Y es justo ahora cuando he decidido borrar todas mis letras anteriores, pues son mentira y no pequeña. Además, no soy ejemplo a describir, sino todo lo contrario.

domingo, 4 de marzo de 2012

¿Mi mayor miedo?

Me has abierto los ojos, tus pasos arrítmicos, tu fluidez innata, tu cordura infinita han abierto las puertas que selladas tenía al miedo, a tu llegada. Te has convertido en la excepción que se esfuerza por parecer lo contrario, en mi excepción. Te has esforzado, logrando quemar mis sentidos, hacer que respirar cueste, sea difícil y al final resulte imposible. Puedes y podrás como siempre, acabar conmigo. Has borrado mis locuras, todos tus desvaríos, has escondido mis victorias y mis fracasos como si de un juego de niños tratara. Dejaste al azar mis nervios, amontonados bajo tu poder.
Y es que siempre vuelves y conmigo morirás, ardiente y breve como efímera, haces presencia. Te haces notar sin saber que tu importancia la doy yo, pues soy el que elige cómo y de qué forma la soledad puede, pudo y podrá conmigo. De momento, he contestado airoso a la cuestión y por tanto, ocultado la respuesta.


martes, 14 de febrero de 2012

Enamorados o no, hoy es catorce.

Miedo a un abrazo, a un beso y más tarde al vacío, al olvido que me hace editar mi lista de "quisiera", la cual se completa día a día con absurdas cuestiones:
Exista o no San Valentín, yo sigo sin diferenciar cada catorce de febrero. La verdad, continúo sin percatarme de algo que lo haga especial, que diferencia este día del resto. Pues en mi caso, el resto de días del año son paradójicamente, completamente similares. En el caso hipotético de que existiese tal día en el que las parejas más acarameladas aún si cabe, se funden en besos que recordarán toda su vida, ese día en el que el camino de vuelta a casa es completamente especial si se hace con las manos siamesas unas contra otras y de dos en dos... Suponiendo que tales días sean verdad, yo me hago tal y como ves el fuerte, el duro al que nada afecta. El mismo duro que desvanece a cada minuto de soledad, que se rompe con cada canción melódica y que se abre por completo a París y al amor, en cada sueño y por tanto, en cada despertar.
El mismo duro que no cree en un catorce perfecto, aunque sí en caricias con afecto y en aquellos despertares, de los que hoy entiendo que no hay noche sin pasión y menos aún, humano sin corazón.
Pasen, bienvenidos a Siberia, donde bajo cero, he congelado mis sentimientos a la espera de que, cualquier día, los calientes tanto que sean capaces de sobrevivir a la espera, o por el contrario mueran helados sabiendo que el destino de su creación, no fue otro que la mera y simple destrucción.



domingo, 12 de febrero de 2012

A short version of what I am supposed to be.

Muy probablemente cuando ya no quede nada, absolutamente nada de esto que soy, sentiré que he perdido, que me he derrotado a mí mismo en un juego en el que yo, no elegí participar, desconocido para muchos. Cambiando, dejando todo de lado y dando por hecho cosas que sé, a ciencia cierta, que no fueron verdad. Cosas inútiles y que de necesitar, lo único que necesitaría sería reconocer que las fui construyendo a base de mentiras sin sentido, sin gracia y que hábilmente redactaba en epitafios siniestros, cosas que han hecho que sea lo que hoy soy. Ese monstruo que...
Que supe lo que fui pero jamás lo que seré, o lo que espero ser sin querer y sin quererlo he decidido arrepentirme, flagelarme, congelar los recuerdos que nunca tuve de momentos idílicos, cuando era el mundo el que me sostenía y no ahora, que ni el mundo, en sí mismo, puede conmigo.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Imperativo.

Ven a mí, ábreme en canal. Hazme sentir dependiente, sin pedirme nada a cambio, oblígame a gritarte, agárrame con saña, tu violencia, contra mi pecho. Grítame al oído, reviéntame con tus excesos. No me salves de este infierno. Empújame, acósame, dime entre chillidos cuánto me odias. 
Utilízame a ciegas, ámame a brevas, abusa de mí. No dejes que nadie se ocupe de mis miedos, bébete la sangre eléctrica y nerviosa desbordada. Tatúame a fuego DOLOR, comercia con mi alma. Enciéndela, prendela. Quémame los ojos y ciego, písame y arrástrame.
Ponte a prueba, atrévete. Haz de mí alguien mejor que yo, usa mis órganos de juguete, condúceme hasta la muerte.
Llévame.

lunes, 23 de enero de 2012

On my knees + pequeña reflexión.

Cortado a diferente medida del resto, ése que había sido hecho con otro material, él, que se veía intacto en mil pedazos y que no lograba romperse dio la vuelta y, agachada la cabeza, comenzó a preguntarse acerca del porqué de las cosas, más allá del cómo y el qué, que como de costumbre siempre hacía. Fue entonces cuando en un segundo contempló aclaradas todos los interrogantes que habían atormentado los días tranquilos en paisajes idílicos y suspiros melancólicos, aquellos interrogantes que persistían a cada hora, aquellas preguntas retóricas, sin respuesta, inútiles todas ellas, vieron la luz y de una forma u otra, una a una, fueron tomando forma, dándose sentido mutuamente. Alternando las luces del verano pasado, con el fantasma de las navidades futuras, mezclando la ingenuidad de la infancia con una esperada y próspera vejez. Divagando y dando vueltas por monotonía, las respuestas que ése, aquel pequeño humano había encontrado, jugaban ahora al juego de la verdad donde todas ordenadas y puras hacían por esconderse dejando ver que quizás, fruto de la imaginación, éste no había sacado nada en claro y casi con totalidad, afirmo que eran mentira y que por tanto, las preguntas retóricas, comunes y diarias al uso que un día él mismo se hizo, nunca tuvieron respuesta.

Y es que cortado a diferente medida del resto, ése que aparentaba crecer y aprender, ése que ahora soy yo...

Yo, que ahogo las palabras que por costumbre y a solas, solía repudiar. Congelo los excesos en las horas donde, podía leer historias sobre temas que derrotan mi falsa autoestima, la que a veces, reaparece dando a luz a una lógica aplastante que me arrastra hasta este punto, consciente de todo lo que acaba de llegar y analfabeto en cuestión de futuro. Valores humanos predeterminados, inamovibles, fijados a decreto, estúpidos e insignificantes para los que las normas nunca han significado nada. Viendo como asistimos a diario a enunciados fúnebres, acontecimientos comunes, para mentes maquiavélicas como la mía. Y es que hoy, sé que soy algo más que eso, incapaz de dar con una definición exacta, me detengo en el camino de vuelta a casa, buscando el polvo en la herida para no contar lo mejor, ni abordar lo peor de un tiempo en el que era aquella voz en Off la encargada de afirmar lo que ahora niega. Preguntándome muy afuera y a lo lejos por las ganas de intentar algo más, en horas muertas y a ratos. En esos ratos y horas que calaban astutas en mi memoria, grabadas a fuego, obligándome a realizar ejercicios para recordar curiosamente como conseguí olvidar por un instante al menos, días ahora muy lejanos, casi a cientos de kilómetros.
En adicción he convertido los juegos que me retan día a día, advirtiendo al mundo que lo mío no es casualidad y que puedo diferenciar el punto en el que empiezo, pero no donde acabo. Así, ocuparé un lugar que ni yo merezco, ni tú imaginas.
"Considerando toda esta palabrería no más que meros intentos de oraciones imperfectas sin un orden establecido, creo ir construyendo a base de relatos esporádicos este sin sentido capaz de hacer que al menos una persona lea este desastre que en mí, intenta ordenar algunas de las ideas que abriéndome en canal correrían por mí, consiguiéndolo a veces y tantas no."

lunes, 9 de enero de 2012

Radioactivas.

Y es que hoy, sin quererlo si quiera, vuelvo al cajón desastre donde desordenadas había encerrado bajo llave las confidencias de media noche que un día me hice a mí mismo, prometiendo hacerlas callar, haciendo que juraran envejecer, disecarse incluso, hasta desaparecer. Ideas reeditadas, sacadas a la luz donde encuentran el punto exacto para desintegrarse y extinguirse al menos por un tiempo.
Un tiempo suficiente sólo hasta que un día, a horas inflamables, de esa sombría masa y sin previo aviso, vuelvan a resurgir, vuelvan a aparecer tan presentes como fueron en antaño, tan reales como lo han sido siempre. Y por tanto, tan mal adiestradas, con opinión propia y con una finalidad destructora. Cosa que yo, puedo asegurar.