lunes, 14 de mayo de 2012

Quince del cinco de dos mil diez.

Terapias mal llevadas, conducidas a media noche, oscuras como profundas, radioactivas.
Cerrar ventanas, recordar nuestras frases entrecortadas. Ahogarnos cada enero, en cada tarde, en tus te quiero. Perdernos con el sol, encontrarnos de madrugada. En las noches frías, en las más calientes. He aprendido a escribirte en todos mis versos, hemos jugado a los nazis, hemos sido autoritarios tú conmigo y luego yo, y así... Nos hemos encontrado en campos de concentración, respirado gases tóxicos, dominados. Hemos acariciado con recelo las afiladas puntas de cuchillos, los poros de mi piel.
720 días divididos entre segundos, en te quiero.
Y es que entre uno y otro, entre dos por tres más tres por dos, hemos alcanzado, logrado y llegado a hoy, un 15 anormal, envuelto en felicidades, al uso, nuestras.















Es posible que esconda entre versos y estribillos aquello que dice lo que realmente soy, fui o seremos. Pero sin dudad, estas son las letras que me han contado nuestra historia. Y hoy sí, he caído en la cuenta de la suerte que tuvimos cuando tú y yo, bueno, ya sabes... Te quiero.

Sé mi euforia.

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