domingo, 20 de mayo de 2012

Implacable ascenso.

A la cima, el aire apenas llega, transparentes las pieles, escasos suspiros. La cima no obstante, es recordada para y por tantos, vanagloriada como si de las mejor invención humana tratase, victoriosos nuestros cuerpos en ella. En la cima, en la cumbre de la gran ladera, del esfuerzo, los llantos, la carrera y en general, la batalla. Pues no obstante, en ningún caso del camino hay pruebas, nunca nadie ha fotografiado la batalla, sino la victoria, la alegría, pletórico el hombre en la cima del Everest. ¿Qué me dices del llanto? ¿Quién ha contado las horas de ascenso? ¿Quién tiene pruebas de que la cima no es sino, el resultado de la lucha? Lucha que para mí hoy está ganada.
Cuando ha resultado sencillo, cuando ha sido útil e incluso ha merecido la pena tanto dolor, ¿qué batalla no yace ganada en la cumbre del mundo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario