domingo, 27 de noviembre de 2011

Yours.

Acepto el reto, el más grande que puedas pensar, el más difícil de conseguir.
Acepto poder con todo, pasar las noches en tu cama, echar el resto en cada canción.
Propongo no dejar que cale el frío, no dejar que nada se hiele, y si lo intenta, juro impedir que pase.
Por escribir, te escribiría miles de letras de canciones en inglés, las cuales, al escuchar el primer punteo, sé que es tuya, que de alguna forma pertenecen a la banda sonora que elegimos poco a poco, sin perder el ritmo.
Es hora de aceptar muchas cosas, de centrarse, de abrirse y experimentar. Que necesito aprender, más incluso que cambiar, es cierto. Pero por mucho que aprenda, experimente, no entenderé nunca como lo haces, como lo consigues. Miradas asesinas, risas... Tu mal humor, tu estar mejor de forma que me sorprende, que no me extraña, que a veces me desespera.

Sabes cuando, en un caso hipotético, por mera hipótesis imaginas a alguien a tu lado, rodeándote, o en caso contrario, elevándola con tus brazos a las alturas de techos para nosotros superables? Cuando sucede más de una vez, pero que días como hoy, de noviembre oscuros, de navidades tenues y vidas invernales para otros, pero que para mí hace a los domingos especiales.
Puedo sin negarlo, imaginar muchas historias, que su práctica sin duda, la convertirían en películas taquilleras y con mantas y a lo loco, un domingo a la tarde pueda ver en cualquier televisión, pero prefiero con creces, lo real. Algo con lo que apagar las luces y aplastarnos desnudos, ahogarme en algo tuyo, ya no sé el qué, mirarte y saber que es así como continúa la historia, más partes habidas y por haber que pongan los pelos de punta, pero afirmar a ciencia cierta, saber quién soy y asegurar cuanto te quiero.
Parecerme que en cualquier momento llegará el día y volveremos a estar donde siempre estuvimos no es cosa mía, pero creer, confiar que no pasara sí. Nuestro como el tiempo que, eterno me parece si tiene el cometido final que deseo y que a estas alturas, ya no hace falta mencionar.
Así que, sin dudarlo he decidido extrapolar costumbres y en días cuerdos como hoy, expresar de la mejor forma que pueda, lo que siento al decir que mañana será un lunes como los demás, pero yo quiero despertar contigo, tumbado al raso.

Hay pruebas, por suerte, de todo lo anterior:

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