viernes, 9 de septiembre de 2011

A altas horas de la madrugada.

Un día tal como hoy, a una hora tal que esta, me paro en seco y pregunto:
¿Cómo de cálidos y volátiles seremos en un tiempo cuando tú y yo... Bueno, ya sabes. Cuando probablemente el objetivo de lo que a partir de ahora hagamos no sea sólo el de comernos mutuamente, cual caníbales presos. Cuando el odio ínfimo que sobre ti emano, tenga como principal y único fundamento destruirnos y sangrientamente volver a renacer?
Ahora que no hay prisas, que vamos agotando papeles y el tiempo, como antes, tan efímero avanza. Tú, cada vez más valiente y versátil en esto, dime. Dímelo que yo espero. Dime que piensas mal y que no hay más. Que lo dicho, dicho está.

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